El Río

Me asomo en la ventana, hoy igual que otros días llueve, al instante me voy hacia la mecedora y continuo tejiendo y me dejo llevar por la brisa refrescante, sigo concentrada en el tejido y no me percato que la lluvia a invadido todo el zaguán y el corredizo principal de mi casa de los años coloniales y pienso: la lluvia cae magnifica para las plantas, no lloverá eternamente. Pasan las horas, la lluvia no se detiene y recuerdo la vieja jerga de mi pueblo, si ha de llover de esa manera es porque alguien bueno ha debido morir. Decido sacar el agua, ya me llega a la mitad de mi pierna y veo en el pequeño río en que se ha convertido mi casa nadar peces, a su vez se observa pequeñitas piedras. Retorno a la mecedora y digo para mi interior: Debo estar soñando, es ilógica la situación, ya es tiempo de reaccionar y me pellizco la mejilla, para mi mayor sorpresa me ha dolido, es real todo lo que esta aconteciendo.

Cuando observo a mí alrededor de nuevo, estoy totalmente cubierta por el agua, todo el mobiliario de mi hogar flota, trato de levantarme de la mecedora pero estoy sujeta a ella como extensión de mi cuerpo, ya no tengo fuerzas para levantarme y asumo la cuestión con toda la diplomacia, se que moriré, entonces vamos a disfrutar el momento. Veo salir agua por todo mi cuerpo y empiezo a ver episodios de mi vida, primero la casa en el campo, luego el día en que llegaron las vacas hasta la sala, escucho el croar de las ranas, veo la luna redonda e inmensa, el día que me persiguieron las abejas, la muerte de campanita, mi linda ovejita…

Ha pasado más de un año y todavía llueve, no se si estoy viva, muerta o simplemente catatónica, pero sigo viendo todo flotando a mí alrededor y digo ya es tiempo de que se termine esto y de repente empieza a disminuir el nivel del agua, todo vuelve a la normalidad. Me levanto de la mecedora y recorro todo el lugar, esta todo completamente bien, seco, pero solo algo ha cambiado en mí, el agua surca por mi cuerpo y mis ojos y no se detendrá jamás.